El pasado martes
representantes políticos elegidos en las últimas elecciones generales
bajo las siglas de Podemos-Ahal Dugu, Izquierda Plural, EH Bildu y
EAJ-PNV celebraron un acto público en el Congreso de los Diputados
anunciando una proposición no de Ley para que en esta nueva legislatura
sean retirados los 17 recursos que el Partido Popular presentó contra
leyes forales del Parlamento de Navarra.
Estos ataques a nuestras leyes son
propios del afán recentralizador que ha presidido la política española
en los últimos años caracterizada por continuos ataques a nuestro
autogobierno.
Una reproducción contemporánea de los
numerosos envites que a lo largo de la historia ha sufrido nuestra
capacidad de autogestionarnos y a los que como territorios forales hemos
sabido responder.
Como hito histórico ahí queda la
Gamazada de los años 1893 y 1894, cuando el ministro de Hacienda del
Ejecutivo liberal de Sagasta, Germán Gamazo, quiso fatalmente suprimir
nuestro régimen fiscal que se había establecido mediante Ley Paccionada
en 1841.
Aquel intento de recortar nuestros
Fueros implicó una reacción de la ciudadanía con manifestaciones de sur a
norte y recogida de firmas absolutamente espectacular. Pero los ataques
de Sagasta no provocaron la ira solo en Navarra, sino que despertaron
reacciones en cadena en cada uno de los territorios forales, desde
Vitoria-Gasteiz hasta Donostia.
De distinta manera, y ya metidos de
pleno en 2016, tampoco ha sentado nada bien en Navarra la última
decisión del Gobierno de Rajoy de recurrir recientemente ante el
Tribunal Constitucional (TC) una nueva ley navarra, y ya van 17. Casi
nada.
El Parlamento de Navarra aprobó el
pasado 4 de enero una declaración institucional en la que rechazaba
“rotundamente” la decisión del Gobierno central de recurrir ante el TC
la Ley Foral de reconocimiento y reparación de las víctimas por actos de
motivación política provocados por grupos de extrema derecha o
funcionarios públicos, como por ejemplo las víctimas del GAL.
La nueva decisión del Gobierno de
Rajoy en funciones de interponer un nuevo recurso ante el Constitucional
contra otra ley navarra -en este caso, contra la Ley Foral que asume el
reconocimiento de todas las víctimas de las violencias que han asolado
esta tierra más allá del terrorismo de ETA-, es un nuevo varapalo a
nuestra capacidad legislativa. Y con esta, insisto, van ya muchas leyes
forales recurridas y, en una buena parte, anuladas o vaciadas de su
contenido por las posteriores sentencias de dicho tribunal.
17 leyes atacadas son muchas leyes: la
de Patrimonio de Navarra; la que adaptaba medidas extraordinarias para
la deducción del déficit público; la que crea el registro de
profesionales en relación con la interrupción voluntaria del embarazo;
la que modifica el Estatuto de Personal al servicio de las
administraciones públicas de Navarra; la que complementa las
prestaciones farmacéuticas en la Comunidad Foral; la reguladora del
impuesto sobre el valor de la producción de la energía eléctrica; la que
regula el derecho de acceso a la asistencia gratuita del sistema
sanitario público de Navarra; la de modificación de la Ley de Haciendas
Locales de Navarra; la que modifica la Ley reguladora del comercio de
Navarra; la que autorizó la apertura de un nuevo proceso de
funcionarización de las administraciones públicas de Navarra; la de
medidas urgentes para garantizar el derecho de acceso a la vivienda en
Navarra; la que estableció un complemento personal transitorio por
pérdida de poder adquisitivo a los funcionarios; la que quiso prohibir
la técnica del fracking; la que regula los órganos rectores de
determinadas fundaciones; la reguladora de los colectivos de usuarios de
cannabis, la Ley Foral de Policías de Navarra y, por último, la
referida al reconocimiento de estas víctimas, personas que también
merecen en base a los Derechos Humanos un mínimo respeto.
Nuestro Fuero, nuestra forma de
legislarnos tiene un sentido. Un sentido que muchas veces (y van 17 en
poco tiempo en Navarra) es rechazado y no tenido en consideración por el
Gobierno central. Debe cerrarse definitivamente esta etapa para entrar
en la senda del respeto al autogobierno, al amejoramiento y las
herramientas que de él cuelgan, así como al reconocimiento del propio
ser navarro. El pasado martes Podemos-Ahal Dugu, Izquierda Plural, EH
Bildu y EAJ-PNV demostraron que sí respetan nuestra historia y nuestro
presente. Así debe ser.
Publicado en Diario de Noticias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
•No están permitidos los comentarios que atenten contra el derecho al honor e intimidad de terceros, puedan resultar injuriosos, calumniadores, infrinjan cualquier normativa o derecho de terceros.
•El usuario es único responsable de sus comentarios.
•Geroa Bai Viana se reserva el derecho a no publicarlos o eliminarlos.