Dice que no ha podido aprender euskera, pero ama la lengua que se habló
en su pueblo hasta no hace tanto tiempo. “Si en Artajona eran bilingües
en el siglo XVI pero a finales del XIX aún hablaban euskera quiere decir
que lo hacían por apego a lo propio; por eso quiero aportar todo lo que
pueda a la historia del euskera”, señala. Muchos años de investigación
en los archivos han dado como resultado once libros, diez de ellos
relacionados de alguna manera con la presencia de la lengua vasca en
Navarra, sobre todo en la Zona Media.
La afición de Maiora a escudriñar archivos se inició cuando empezó a
realizar el árbol genealógico de su familia en Artajona. “Empecé a
revisar los libros parroquiales y me sorprendió la cantidad de apodos en
euskera que salían”. De allí pasó al Archivo Municipal y después al
General. Pronto surgieron los dos primeros trabajos sobre Artajona,
después se metió con la Valdorba, Pueyo y Barásoain, Tafalla y nuevos
estudios sobre Artajona. Editó su primer libro en 2004 y, con el
paréntesis de 2005, ha publicado un trabajo cada año.
Acude todos los días que puede a los archivos. Allí pasa las mañanas
consultando viejos procesos y protocolos en busca de referencias al
euskera. “Voy recopilando datos y por mayo o junio clarifico las ideas y
decido lo que voy a publicar”, afirma. Él mismo edita sus libros y los
distribuye.
Su última obra, Léxico autóctono histórico de Navarra, es una
recopilación de palabras vascas, desde Bera hasta Viana, que ha
encontrado en los archivos. Con cada una de ellas recoge el texto donde
aparece citada, el año y la localidad, en ocasiones aderezadas con
curiosidades relacionadas con un término o un pueblo. El resultado es
sorprendente porque le permite asegurar que hay localidades donde el
euskera se conservó más tiempo de lo que marca el famoso mapa de
Bonaparte. Y cita Cirauqui, Mañeru, Puente la Reina/Gares, Barbatáin,
Labeaga, El Busto, Viana, Ollogoyen, Dicastillo, Oteiza, Etayo, Zufía,
Obanos, Izu, Murugarren, Mendigorría, Murieta, Ganuza, Artazu y otras.
Incluso se atreve a decir que en la zona de Artajona-Puente la Reina
había gente que hablaba euskera en el siglo XX.
Su intención es dejar constancia de los datos que él encuentra y que,
sumados a los que puedan aportar otros investigadores, sirvan para
confeccionar algún día un mapa histórico del euskera en Navarra.
Mientras tanto, continúa con sus investigaciones y ya tiene en mente un
próximo trabajo. Su reto es ampliar la investigación a la Ribera, “a ver
qué sale”.
COLABORADORES Fernando Maiora no quiere olvidar a los
colaboradores de su último libro. Han sido: Rafael Carasatorre (Etxarri
Aranatz), José Luis Turrillas (Barásoain-Orba), Juan Alemán
(Etxaleku-Imotz), José Ignacio Orozco (Artajona), José Javier Urdíroz
(Artajona) familia Zabaleta Jurío (Artajona), Jesús Aldaba (Izcue),
Jonás Errazkin (Etxarri Aranatz), Carlos Cámara (Huarte Pamplona), Juan
José Ojer (Unzué-Orba), Gerardo Ripa (Pamplona), Francisco Iriarte
(Uscarrés-Salazar), Francisco Garayoa (Olleta-Orba), Javier Itulain
(Zuazu-Izagaondoa), Francisco Urricelqui (Añorbe-Ilzarbe), José Antonio
Sola (Murugarren-Yerri), Jesús Rípodas (Mutilva-Aranguren), María
Victoria Labiano (Orísoain-Orba), Félix Salaburu (Arizkun-Baztan),
Joaquín Azparren (Añorbe-Ilzarbe), Josu Zabalza (Iracheta-Orba), Gema
Flamarique (Mendívil-Orba) y Magdalena Beorlegui (Sabaiza).
Del Léxico autóctono histórico de Navarra ha editado mil ejemplares, que
se venden en Tafalla, Olite, Pamplona y Puente la Reina/Gares.
Diario de Noticias
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