Golpe de timón. Por Uxue Barkos diputada de Geroa Bai.



Decía Víctor Hugo que la prensa es "el dedo indicador de la ruta del progreso"; viene al caso la cita cuando estas páginas comienzan una nueva andadura y lo hacen precisamente cuando los tiempos parecen imponer lo contrario; porque las crisis, y esta crisis como todas, terminan siendo fuente de desmotivación y tumba de la creatividad sino somos capaces de pegar un fuerte golpe de timón. Por eso, y siendo siempre grato e interesante todo cambio, en tiempos de crisis lo es doblemente porque nos recuerda que estamos vivos, que la resignación no sólo no vale sino que es posible y necesario eludirla. La apuesta por buscar nuevas formas de liderazgo, en este caso desde el ámbito de la comunicación, es esencial para superar una situación crítica.
Claro que dicho esto desde la política y ante la situación de la vida institucional de Navarra comprendo que el entusiasmo por las situaciones de cambio puede resultar paradójico. No quiero obviar la incapacidad -con diferentes grados de responsabilidad, pero en definitiva responsabilidad general- de pegar un golpe de timón certero en la búsqueda de nuevos liderazgos es una constante en la vida política e institucional de nuestra comunidad en estos últimos años, precisamente cuando más duramente azota la crisis a la sociedad.
Pero desde la oposición, lejos de limitarnos a conformar un cómodo grupo de plañideras que asisten con gestos más o menos desabridos en unos casos, más o menos complacientes en otros con el régimen general de las cosas, estamos obligados a algo más: es evidente que tanto la sociedad como la propia crisis nos exigen también a quienes trabajamos en política un pronto golpe de timón.
¿Golpe de timón para el recambio, para la alternancia? No, sin duda es un mandato mucho más profundo.
El pasado martes tuve la suerte de compartir en Pamplona un encuentro de representantes de distintos ámbitos profesionales de Navarra a los que se nos propuso compartir reflexiones en torno a la crisis, la austeridad y el liderazgo en las organizaciones. Dos horas de reflexiones de quienes compartimos preocupaciones, pero tenemos miradas distintas sobre la realidad que vivimos. Miradas desde la empresa privada y desde la pública, desde las organizaciones sindicales; reflexiones desde el mundo educativo o desde el del emprendimiento... Y, por supuesto, una preocupación: las personas.
Para mi sorpresa, y grata por cierto, la desafección por la política no impidió que se reclamara la participación también de ésta en la búsqueda de soluciones. Eso sí: la reflexión generalizada dibujaba la necesidad de otra forma de acción política, de otros liderazgos para enfrentarnos a la crisis. No se hablaba de personas: se habló de actitudes.
Se compartió que las organizaciones en general -las políticas en particular, subrayo en este artículo- necesitan generar confianza entre sus integrantes, fundamentalmente entre sus directivos y el resto de participantes; necesitan compartir responsabilidades sobre todo cuando se impone la austeridad y necesitan restablecer cauces de comunicación entre las partes.
No pretendo, no puedo resumir en unas pocas líneas todas las ideas que surgieron del encuentro, me limito a subrayar estos tres conceptos: confianza, compartir responsabilidades y comunicación.
Ciertamente son conceptos que, trasladados a la gestión del actual Gobierno de Navarra, dejan mucho que desear.
La desconfianza está instalada en todos los ámbitos de relación del Ejecutivo: en el institucional, con el Parlamento que una y otra vez vota contra sus propuestas; en el de la Administración, con las últimas deserciones duramente explicadas desde áreas tan sensibles como Sanidad o Hacienda; en lo económico con la cada vez más palpable desconfianza del sector a las ramplonas y empobrecedoras políticas llamadas de austeridad. Desconfianza en las propias filas internas del partido que sostiene al Gobierno pero, sobre todo, y especialmente, la desconfianza de la ciudadanía en la capacidad del Ejecutivo Barcina para sacar a la sociedad de esta crisis de pie...
En lo referido a compartir responsabilidades, es cierto que el Gobierno Foral se afana en los últimos tiempos en lanzar mensajes de llamada en este sentido pero, francamente, tras lustros de desprecio a las opiniones del adversario, estas llamadas ahora a compartir la responsabilidad no tienen timbre de oferta de colaboración, sino de agonía.
Y, por último, la comunicación. Este es un gobierno encapsulado, deliberadamente amurallado por efecto de su debilidad, incapaz de encontrar el apoyo más básico en el Parlamento. Un Gobierno que ha hecho de la gestión del impongo y mando su baluarte en ámbitos tan delicados como el de la sanidad pública o el de la educación. Este es un Gobierno que busca el cómodo escenario de palmeros en Madrid para decir aquello que no se atreve a verbalizar en Navarra. La comunicación simplemente no existe.
Este sigue siendo un régimen con cimientos de terrón que hasta hoy, hasta la llegada de la crisis, se sustentaba tan solo en el reparto interesado cuando las arcas eran boyantes y todo bajo el auspicio de dirigentes tocados de cierta agudeza... Hoy no tenemos ni una cosa ni la otra.
Nos queda, menos mal, el reto de dar un buen golpe de timón. De hacer de la confianza las responsabilidades compartidas con el conjunto de la sociedad y en comunicación fluida con toda ella un camino por el que hacer las cosas de manera diferente. Diametralmente diferente. Lógicamente, será tarea de todos: la batalla para salir adelante y un golpe de timón previo, pero ya de partida me parece apasionante que esos nuevos liderazgos, en todos los órdenes de la sociedad, se construyan sobre la base del diálogo, la coherencia y la confianza. Apasionante y, por supuesto, un buen rumbo.


1 comentario:

  1. Un pequeño problema de agenda, me impidió participar en el encuentro, al que estaba inscrito en la Cámara de Comercio, sobre el Liderazgo en tiempos de Austeridad. Veo que fue altamente productivo, pues las conclusiones finales apuntan a la CONFIANZA, CORRESPONSABILIDAD Y COMUNICACIÓN, como elementos básicos para una buena gestión en cualquier ámbito de la vida. Aunque estaba en el título del encuentro, me atrevo a añadir otro elemento esencial AUSTERIDAD.

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